viernes, 6 de febrero de 2015

Flashback 8 meses, toma II


Hoy me puse a leer artículos viejos del blog y me encontré con uno en especial “Flashback 8 meses”. Esa actualización la escribí el 30 de marzo del 2012, en mi entonces casa de Motueka, a una semana de cumplir 8 meses en Nueva Zelanda.

Puedo decir que el timming es impecable, ya que hace casi una semana cumplí 8 meses en Brasil y, además de eso, en las últimas semanas vine llorando por los rincones por nostalgia de NZ.

No tenía pensado hacer un resumen del viaje hasta ahora, pero creo que estaría bueno hacerlo, ya que serviría de una comparación que en realidad no quiero hacer, pero que de todos modos siempre estoy haciendo.



05 de febrero de 2015, 11:55 am – Recepción del Hostel Favela Experience Vidigal, Rio de Janeiro

Flashback 8 meses, toma II

Este es el segundo viaje de mi vida y, como tal, las circunstancias y expectativas al comienzo del mismo fueron muy diferentes al primero. En el primero mi viaje se dio por muchas razones puntuales: el descontento total con mi vida en Buenos Aires, mi sentimiento de estancamiento, la falta de fuerzas para cambiar tantas cosas que necesitaba cambiar, una necesidad imperiosa de un cambio de ambiente total para descubrir quién era yo realmente (y eso daba miedo, mucho miedo) y principalmente, para cumplir un sueño.

Si tengo que explicar mis razones de por qué vine a Brasil, son a la vez más simples, y más difíciles de encontrar. En primer lugar, continuidad al primer viaje. Éste había dejado un saldo 100% positivo en todos los aspectos posibles de mi vida, y sabía perfectamente que tenía que continuar, dar un paso más al vacío. Por otra parte aún no había podido terminar de procesar lo que había sido el primer viaje, había cosas que estaban dando vueltas dentro de mí que aún no había podido ordenar. En el primer viaje me había encontrado a mí mismo, libre de todo, libre de poder ser yo, con mis aciertos y defectos, y de estos últimos aprendí mucho para mejorarlos y mejorarme. Pero al volver a la Argentina me perdí de nuevo, fue un golpe durísimo y no pude tomar todo eso que había aprendido, perdí mi libertad, y me perdí de nuevo. Por eso necesitaba volver a salir, y así lo hice.

Vale aclarar que en realidad vine a Brasil por el mundial sin saber que iba a pasar a continuación, sin idea de quedarme, irme, volver, nada, no lo sabía, entonces tampoco tenía claras mis expectativas. Sólo tenía la idea de seguir viajando por Sudamérica con Ben.

También tengo que admitir que en Nueva Zelanda fui feliz como nunca lo había sido, y quise repetirlo acá. Lo cual no está tan bueno, ya que vine con unas expectativas gigantes, intentando llenar una mochila muy difícil de llenar, tanto por el lugar a donde vine, como por ser el segundo viaje, y no ya el primero, y créanme que hay un abismo de diferencia entre uno y otro.

Basta con ver las entradas de un diario personal que venía llenando una vez cada tanto, para darse cuenta que nada del viaje llenaba mis expectativas. Arrastraba aún una confusión enorme, no sabía que quería y, sea lo que fuere, no lo estaba encontrando. No me maravillaba con un mundo nuevo, mi cabeza no sólo no se aclaraba, sino que se confundía aún más a la sombra de unas expectativas inalcanzables y una nostalgia que no daba tregua. No llevaba un mes acá que ya quería dejar todo e irme a Nueva Zelanda. Fue peor aún cuando me tuve que despedir de Trace y Chris después de encontrarnos en Salvador.

Volver y establecerme en Río fue al comienzo una bocanada de aire muy necesaria. Fue mucho más cercano a lo que estaba buscando y lo disfruté, muchísimo. La vista se me aclaró, y comencé a verme un poco más. Todo esto fue para la época del mundial, cuando conocí mucha gente, me hice de muchos amigos y con ellos iba de acá para allá. Se acercó mucho al gusto dulce que me había quedado en el paladar antes.

No duró mucho, quizás lo necesario para salir de esa confusión y volver a mi camino. Después de eso todo se complicó un poco, pero esa complicación derivó en el proyecto de Favela Experience.
Arraial D'Ajuda
Este proyecto es, antes que nada, un desafío enorme. Algo totalmente nuevo en un mundo que no lo era, y eso también lo estaba necesitando. Me dio una oportunidad de enfocarme en un plano en el cual aún no había ahondado. Nueva Zelanda fue un viaje cuyo enfoque fue lo personal, yo mismo como persona, un descubrimiento de quien soy, mis filosofías, mis sueños, y que quería hacer con mi vida. Esta nueva etapa del viaje a Brasil daba un enfoque en lo profesional.

Hubo un hecho en particular cuyo enfoque se volvió de nuevo a lo personal, y eso fue la experiencia con la ayahuasca, la cual ya describí en la pasada actualización.

¿Qué aprendí en este viaje? El aprendizaje y crecimiento fue mucho más lento y en menor cantidad, pero eso es entendible. El viaje anterior había sido una mesita, una escalera para llegar a donde estoy hoy, y ahora estoy revisando lo que está a mi alcance. Sabía que Brasil no es Nueva Zelanda, y aún así me amoldé y me adapté a una realidad diferente. El ritmo de este viaje fue, hasta ahora, mucho más lento en cierto sentido, y mucho más frenético en otro, creo que los sentidos opuestos a los que yo quería. Fue lento en donde lo esperaba dinámico, y fue frenético donde lo quería tranquilo. Si esperaba encontrar un Nueva Zelanda en Brasil, estaba condenado a fracasar, y creo que ese fue mi mayor error.

Sí, la realidad de mi viaje actual está muy lejos del anterior. Desde el comienzo, este, me costó mucho mas, en el otro todo había fluido a un ritmo increíble.

Como siempre dije es muy difícil analizar las cosas desde adentro, donde el panorama es muy limitado, pero estoy seguro que todas las dificultades y frustraciones de este viaje son algo necesario, de lo cual también estoy aprendiendo sin darme cuenta. Me estoy endureciendo en donde era blando, me estoy haciendo fuerte donde era débil y hasta estoy viendo que puedo ser fuerte en esas cosas donde antes no sabía si podía serlo.

En un viaje los mensajes y comunicaciones con mi mundo porteño eran casi todos de felicidad absoluta y las actualizaciones del blog estaban contagiadas de eso. Describí un mundo increíble tal como lo vivía y lo sentía. Trasladé mi enamoramiento a otras personas a través de los textos. En mi blog hice de Nueva Zelanda un paraíso terrenal, porque fue así exactamente como lo percibí, e hice de mi viaje una experiencia maravillosa, porque así lo sentí.

En este viaje cerré el blog porque no pude plasmar eso, porque no pude percibirlo. Pero creo que este viaje es tan necesario en mi vida como fue el anterior. Es un camino más empinado y menos vistoso. El disfrute es menor, pero confío en que el aprendizaje y crecimiento sea en los aspectos y cantidades que estoy necesitando, después de todo se aprende más de los errores y las experiencias difíciles que de las buenas. Y quizás eso sea Brasil para mí.

En los tiempos malos de mi viaje anterior también me era difícil ver lo bueno que sacaba de ello, pero con tiempo lo podía ver, una vez pasado el mismo.

Es momento de darle una pequeña virada. Como ya dejé claro, no gozo de Rio como sí gozo de otros lares, sé por ello que Río es una etapa temporal, y que no voy a vivir acá. En el último mes sí aprendí muchas cosas. No es fácil poner un negocio propio con dos personas que conocés poco. No es fácil cambiar esa forma de trabajo de empleado, de cumplir horario y cumplir con lo básico sólo para terminar e irte a casa a disfrutar del dinero que ganaste, a llevar adelante tu propio emprendimiento. Es agotador por demás. Pero al mismo tiempo ver cómo crece y ver como a la gente le encanta lo que vos hacés es más que reconfortante.

Creo que la diferencia se da en que el crecimiento y aprendizaje de este viaje, se da en un aspecto de mi vida que es menos prioritario, para mí, al que tuve en el viaje anterior, entonces se siente menos. Pero no por eso es menos necesario. Son dos caminos que conducen a un mismo lugar, dos aportes que confluyen al final en lo mismo, por lo que, tarde o temprano, necesitaba pasar por esto. Los aportes de los trabajos a mi carrera que hice en Nueva Zelanda fueron mínimos, acá son por lo menos trascendentales y por eso estoy aún acá.

Sé que estoy donde tengo que estar, y haciendo exactamente lo que debería estar haciendo, y quizás aún ese enfrentamiento constante con la nostalgia es necesario para un crecimiento, y es una batalla diaria. Hace poco escribí una actualización que aún no sé si voy a publicar, en donde decía que la felicidad no depende del dónde, ni del cuándo, sino del cómo, y ese cómo depende de nosotros. Cómo vemos, cómo percibimos, cómo nos tomamos las cosas. Ese es un cambio mental que aún necesito completar.





Yapas

 - Este es el post anterior al que hacía referencia: "Armóse" (Busquen el segmento "Flashback 8 meses") (si no pudieron entender como llegar al post anterior, hagan click sobre "Armóse") (no, sobre ese "Armóse" no, sobre el primero que está en azul) (sí, ese)

 - El aporte musical del día:

Hay una canción que tiene el curioso efecto de transportarme a un momento pasado, en otro lugar. Si leyeron las "Musicologías" verán que eso no es extraño, lo extraño es que esta canción toca y remueve recuerdos con los que nunca tuvo contacto alguno. Me lleva a momentos que pasaron años antes de escuchar esa canción por primera vez. Es una canción hermosa, de un músico increíble, con un toque hipnótico. De hecho, es difícil que no te lleve a otro lugar.