viernes, 16 de marzo de 2012

Todo tiene una explicación




La verdad que no iba a actualizar todavía, porque no lo revisé, y seguramente si lo hago voy a tener que cambiar muchas cosas para que quede como me gusta. Pero sé que lo tengo escrito hace rato y no voy a cambiarlo en los próximos días, así que voy a actualizarlo tal y como está (a pesar de que no me guste), para que por lo menos se enteren de algunas cosas. El que viene trataré de ponerle más onda y dejarlo mejor.

Atte.
El Escritor



TODO TIENE UNA EXPLICACIÓN




Lunes 27 de Febrero de 2012, 5:40 pm – Casa, Motueka



Acabamos de llegar del trabajo y nos estamos devorando unas tostadas con manteca, queso blanco y dulce de leche (si Ma, Viejo, el dulce de leche que me regalaron para mi cumpleaños. Sé que venció el 9 de enero, pero bueno, todavía tiene buena pinta y sabor).


Es la primera vez que hacemos esto, pero tiene una explicación. Hoy tuvimos un almuerzo improvisado pedorro, y encima veníamos con hambre, porque tuvimos un desayuno improvisado pedorro. Todo tiene una explicación, no se adelanten.

Nuestro menú matutino suele constar de uno o dos pedazos de panceta, uno o dos huevos (pollé, revueltos o fritos), tomates a plancha y tostadas.


Nuestro menú vespertino (digo vespertino ya que no existe la palabra mediodial) suele constar de unos potentes sánguches.

Comemos así porque el trabajo es muy físico, por lo tanto necesitamos muchísima energía.
El tema es que hoy no estábamos tan preparados como solemos estar, lo cual, también tiene una explicación.

5.50 am, sonó el despertador. A la 4ta vez me desperté, 6.05am. Baño y comencé a preparar el desayuno. Saku se levantó, baño y ducha, y llegó justo para cuando estaba el desayuno listo. Pero previo a eso, tuve unos pequeños problemas. Los que me conocen saben que yo a la mañana a pesar de abrir los ojos, caminar, desayunar, hacer gestos de que entiendo lo que me están diciendo e incluso soltar algunos “mnf”, cambiarme, viajar/manejar al trabajo, sigo dormido. ¿Cómo es eso? Simple, a la mañana funciono en piloto automático, y esto no es chiste. Tengo una rutina, y así no me es necesario pensar. Siempre fui así.

Pero esta mañana en particular, hice lo de siempre. Fui al baño, me lavé las manos, y fui a la heladera a agarrar la panceta, el tomate y la leche para el café. No había panceta (claro, la necesitamos para el desayuno la mañana anterior, porque también necesitábamos energía, eso también tiene una explicación). Leche, ¿la leche? El otro día no la tomé porque no olía muy bien, pero creo que Saku y Francois la usaron para hacer unos omellettes. ¿Quién es Francois y que hacía usando nuestra leche? Tiene una explicación.

Ante la falta de ingredientes tuve que improvisar un desayuno. El tema es que tampoco había ingredientes para preparar sánguches, también tuvimos que improvisar. El pedazo de pizza que había en la camioneta hacía 5 días ya no era una opción, lo único que nos quedaba era la pasta que nos había sobrado de hacía 2 noches atrás. Sin tiempo para prepararla, Saku le metió sal, pimienta y queso, la metió en un bowl y la llevamos. ¿Pasta fría para el almuerzo? No señores, eso jamás, la dejamos adentro de la camioneta, la cual la dejamos bajo el rayo de sol creando un microclima ecuatorial dentro de la misma, convirtiendo a la camioneta en un microondas gigante. Si puede cocinarnos a nosotros cada vez que nos subimos, puede cocinar los fideos.

Tuvimos entonces para el almuerzo unos fideos tibios (estuvo nublado toda la mañana, maldito pronóstico del clima),  y teníamos un solo tenedor, Saku se olvidó el otro. Así que comíamos los fideos tibios por turnos. De todas formas no fue tan malo, el premio se lo sigue llevando mi viejo que me mandó el mate, la yerba, y se olvidó la bombilla, así que tengo el mate de adorno en mi mesita de luz, y la yerba, bueno, hay que explicarle a la gente que no es marihuana y pedirles que dejen de querer comprármela.

El desayuno deficiente, el pésimo almuerzo tibio, sumado a la pobre cena de la noche anterior, hizo que hoy llegáramos desesperados por un pedazo de pan con dulce de leche. Que en realidad llegamos desesperados por engullir algo de comida, y el pan y el dulce de leche era lo único que había. Mi pobre cena de la noche anterior fue un pan con porotos. Ni siquiera en sánguche, una rodaja de pan, con porotos sobre la misma recién sacados de la lata. Pero esto tiene una explicación.

¿Porqué no había provisiones esta mañana y porqué cené un pan con porotos anoche? Porque ayer estábamos tan cansados que no fuimos a comprar ni cocinamos. Pero eso tiene una explicación.

Estabamos agotados, cansadísimos, porque el domingo, al igual que el sábado y el viernes lo tuvimos libre, y recibimos varias visitas. Pero esa no es la razón de porqué estábamos cansados. Como el domingo teníamos libre decidimos seguirlas a las alemanas. ¿Qué alemanas? Uf, esto se está volviendo confuso. Cambiemos la línea temporal de atrás hacia adelante por adelante hacia atrás.
Saku y yo tuvimos viernes, sábado y domingo libres. Kozué sábado, domingo y hoy, lunes.

Justo el viernes vino Francois (léase Fransuá), un amigo francés de Saku, del cual yo oí hablar mucho. Y todas maravillas, asique hace rato que quería conocerlo. Él vino con un amigo alemán, Harry (no Ma, no tiene cicatriz en la frente, no te ilusiones, ¡y dije alemán!). Y hablando de alemanes, el sábado vinieron las alemanas, Jackie y Laura. Hace rato que estaban en la zona y veníamos intentando armar algo.

El sábado a la noche terminamos durmiendo 14 personas en esta casa (los 10 habituales, que no es poco, mas los 4 visitantes) con un solo baño. Y a la mañana siguiente, fuimos todos, como dije anteriormente, a seguir a las alemanas. ¿A dónde? A donde cagó el conde. Como el conde no cagó…nos fuimos a Abel Tasman.

“¿otra vez?” dirán. Sí, otra vez.

“¿No era que iban a ir unos 5 días en un safari o algo así?” Sí, algo así, pero igual no fuimos sólo a pasear como fui yo la última vez, y todavía tenemos pensado hacer ese viaje por el parque.  Seguimos a las alemanas porque tenían un plan genial, ir a hacer kayak al parque nacional Abel Tasman. Nos invitaron, Kozué y yo confirmamos enseguida, y Francois y Saku no tan enseguida porque había que madrugar un domingo.

El sábado a la noche teníamos el plan de ir a hacer un “asado” (lo pongo entre comillas ya que asado sólo se puede hacer en Argentina, acá es una barbecue, o “barbiquiú”) a Rabbit Island, una islita cerca de Richmond (Cerca de Nelson y de Hope, donde trabajamos)

“¿Pero no estaban viviendo en Nelson?” NO! Presten atención carajo! Estamos viviendo en MOTUEKA, MO-TUE-KA. A 40 km al oeste de Nelson y a medio camino del PN Abel Tasman. Richmond queda justo de paso, al lado de Nelson. Y poco antes de llegar a Richmond (yendo desde Motueka) está la Rabbit Island o “Isla Conejo”. Era muy lejos así que hicimos unos fideos para todos y comimos en casa. Las sobras de esos fideos fueron nuestro almuerzo el día de hoy. El plan B era hacer pizzas, como habíamos hecho 3 días atrás, cuyos restos aún sobreviven en nuestra camioneta. Está más que claro que ganó el plan C. ¿Cómo pasamos de un asado en una isla a unos fideos en el living? Aún no lo sé.

Kate, Laura, Yo, Jackie, Saku, Francois


El domingo a la mañana nos levantamos a las 7 am, comimos un buen desayuno (preparado por mí en piloto automático) y salimos para Marahau, el pueblo de entrada al PN Abel Tasman. Para el desayuno usamos toda la panceta y la leche que teníamos.



Éramos 6: Jackie, Laura, Francois, Kozué, Saku y yo. Jackie y Laura salieron un poco más temprano porque manejan lento y ya estaban listas. Nosotros para variar no, y salimos tarde, así que fuimos a los pedos por las montañas, con Saku y Francois atrás sin asientos. No fue tan malo, yo manejaba rápido al grito de “¡Bueeeeena Shumajer!!” que venía desde atrás. A las 10 ya estábamos en el agua en kayaks de 2 personas. Jackie y Laura en uno, Saku y Kozué en el otro, y Francois y yo en el tercero. Empujamos los kayaks hasta aguas un poquito más profundas, nos subimos, nos acomodamos y empezamos a remar.
A los 200 mts tuvimos que parar para descansar. Triste.



Después de un sólo tirón llegamos a una playa chiquita, inaccesible desde la tierra. Asíque estábamos nosotros solos. Almorzamos ahí, y a medio sánguche me acordé que estaba prohibido comer fuera de las áreas de camping. Saku me respondió: “Bueno, dejá de comer entonces”…


Nos terminamos los sanguches , nos metimos al mar, y seguimos viaje.





 La idea era ir a “Watering Cove” y a “Adele Island”, que es una isla que está ahí cerca de la costa donde hay una colonia de focas (íbamos a pedido mío, por supuesto). Cambio de equipos, Saku y yo en la delantera liderábamos la expedición. Me tocó ir atrás en el kayak a mí ahora, asique iba manejando, mientras Saku tenía el mapa y guiaba. Entre que yo manejaba en zig-zag (sin la influencia del alcohol) y Saku que tenía menos orientación que una brújula en un negocio de imanes, nos confundimos de bahía y nos pasamos de largo.

Nos dimos cuenta dónde estábamos porque vimos que las condiciones de navegación y la costa habían cambiado. Entonces surgió una nubecita de mi cabeza con la imagen del guía diciendo: “Y ésta área de acá no tiene playas, asique tengan cuidado porque no hay donde parar. Encima al ser ésta la parte que más se adentra en el mar, recibe mucho viento y más oleaje”.

Nótese el área roja de peligro.

Viendo que íbamos rebotando en algunas olas pegamos la vuelta. No sin antes chocar contra las rocas de la costa mientras doblábamos e intentábamos que las olas no nos dieran vuelta cuando nos poníamos en perpendicular a las mismas. Pero como éramos mejores que Scioli con sus dos manos zafamos. Ok bueno, las piedras no rompieron el kayak asique zafamos de pedo. No saben lo difícil que era ir paralelo a la costa sin poner el kayak demasiado de costado para que las olas no nos peguen justamente de costado y nos vuelquen. Con los testículos aún en la tráquea, y ya casi saliendo de esa zona, nos cruzamos con el kayak alemán y el kayak interracial, que al vernos pegaron la vuelta también. Ya se estaba haciendo tarde, por lo cual no fuimos a la isla, no vimos a las focas, y volvimos directo a Marahau, a muy pesar mio. Pero antes pasamos por la que creemos era la “Watering Cove”, donde querían ir las alemanas desde un principio. Hermoso.




Llegamos mojados, y exhaustos. Volvimos a casa y yo me tiré a ver dos películas con Kate, Jackie y Laura, mientras que Saku llevó a su novia a comer afuera.

Ups, ¿dije novia? Perdón, se me escapó.

(pff jajajaja)

Así fue como llegamos cansados el domingo, no fuimos a comprar, no cocinamos, comimos mal, y hoy llegamos famélicos a comernos el pan con dulce de leche vencido. Si seguimos la línea fáctica y establecemos las conexiones consecuentes, gracias a las alemanas hoy comimos fideos tibios por turnos compartiendo el tenedor y desde un bowl de ensalada que estuvo sin protección alguna dentro de la camioneta donde también habitan una pizza dinosáurica y la ropa húmeda desde el miércoles pasado que llovió y nos mojamos en el trabajo. Una vez más, si seguimos la línea lógica de hechos y repasamos las valoraciones objetivas personales dadas por mí sobre los agentes intervinientes y sus respectivos estados contemporáneos a esta escritura, y estudian la influencia de los distintos factores meteorológicos sobre los mismos, además de su ubicación en un receptor de calor cerrado casi herméticamente pueden adivinar algo, la camioneta huele a culo. A culo húmedo. Y a pizza vieja.

Creo que no dejé nada sin explicación. Todo tiene una explicación ahora. Contadas las anécdotas de los últimos días, pasamos a una sección que hace rato no toco.


“The Kiwi Life”


Capítulo 3 – La vida en Motueka


Calculo que será el 3, considerando Wellington como el 1 y Cromwell como el 2. Mi editor va a tener que revisar esto.

Una vez asentados, fuimos generando día a día nuestra forma de vida acá, adaptándonos al entorno donde hoy nos toca vivir.

No me acuerdo si conté pero atrás de la casa hay un parque enorme, y pasando el mismo, la biblioteca. Esto nos dio la excusa para ir cada tanto a patear la pelota y ver los partido de criquet del equipo local, de Motueka. Y en la biblioteca hay wi-fi gratis, desde ahí es donde nos conectamos. Pasando la biblioteca está el “Countdown”, el supermercado que da justo a la calle principal (que es también la ruta 60, hacia el noroeste va para Kaiteriteri/Marahau/PN Abel Tasman, y para el sudeste Nelson/Richmond/Hope). Al lado del Countdown está la licorería, asique tenemos todo medianamente cerca. Todo lo importante por lo menos. Nos falta el cabaret que está un poco más alejado, pero bueno, no se puede pedir todo en la vida. Y no hace mal caminar un poco todas las noches.

El aro de básquet sobre la puerta del garage también influyó que hagamos un poco de deporte, lo cual no nos venía nada mal. Y también hizo que me dé cuenta que perdí todas mis habilidades en el básquet, las pocas que me quedaban.

Tener una playa como lo es Kaiteriteri a tan sólo 10 km de casa, causa una respuesta casi inmediata y previsible a la casi diaria pregunta “¿Qué hacemos hoy?”, siempre y cuando el clima acompañe, por supuesto. Esto por lo menos mientras teníamos tiempo libre, situación que cambió desde el lunes pasado cuando comenzamos a trabajar.

No hay mucho más que contar del pueblo, siendo sólo un pueblo. Solemos ir a pasear por el centro, capaz McDonald´s, y no mucho más. Es un pueblo tranquilo sin más, pero con un encanto propio difícil de identificar, y aún más difícil entonces de describir.

Ahora que lo pienso este capítulo de The Kiwi Life es un fiasco. Voy a pensar algo más interesante para agregarle para la próxima.

¿Puse esta foto ya? No me acuerdo, nuestra casa


Miércoles 29 de Febrero de 2012, 7:04pm – Casa, Motueka


Los Manzaneros


Como ya saben, los 3 empezamos a trabajar el lunes 20. En tan sólo una semana y media Saku y yo probablemente ya nos convertimos en los peores pickers. Mm…saquen el probablemente de esa frase, no hay duda de que somos los peores. Llegamos tarde, somos los primeros en irnos, no somos de los más rápidos, la calidad de las manzanas recolectadas no es de la mejor, y estoy casi seguro de que los demás pickers no se pasan el día revoleándose manzanas entre sí, de una fila a la otra. Nuestro supervisor insiste diariamente en que hay que tratarlas con mucho cuidado. Ser muy delicado al ponerlas en la bolsa, y más aún cuando vaciamos la bolsa en el cajón. Por supuesto que no somos los más delicados, pero para que no queden dudas, el otro día nuestro supervisor, Canaan (“Quéinan”), estaba en la fila de Saku y me mostraba desde su lado manzanas que ya estaban bien para recolectar, como ejemplo, como no veía le pedí que me la revolee. Convengamos que el revolear la manzana no es la forma más delicada de tratarla, por lo que su respuesta fue un rotundo “NO!”


Viernes 9 de Marzo de 2012, 6:46 pm – Casa, Motueka


Continúa “Los Manzaneros”


Acabo de llegar del trabajo y me estoy comiendo un paquete de papas fritas (lo que sobró de ayer, que aún no sé como sobró algo). Si, se está volviendo algo repetitivo ¿no?, bueno, es inevitable llegar con hambre. Hoy fue durísimo, para variar, asique al llegar me pegué una ducha, me metí en la pieza aprovechando que no hay nadie, puse La Beri al taco, y entre papitas y una Hop Rocker (cerveza pilsener), me senté a escribir un poco más. Me limpié la mano izquierda que usé para agarrar las papas antes de escribir, no se preocupen.

Estamos terminando nuestra tercera semana de trabajo. Generalmente en la tercera semana de trabajo es cuando le agarrás la mano y empezás a subir la producción, o eso dicen, y en consecuencia, a ganar más plata. No podría ser más errado en nuestro caso. Habiendo empezado la semana entre 4 y cinco bins (así le llaman a los cajones gigantes), la terminamos entre 2 y 3. El cansancio pudo más. Ya no nos daba más el cuerpo, y sumado a un malestar estomacal, Saku no pudo ir hoy a trabajar.

Ahh ¡que placer una cerveza bien fría al llegar a casa! Lo que dije anteriormente de terminar siendo toros, es completamente cierto. No tenía este físico hace años, y van sólo 3 semanas.  Saku está hecho un fideo, llegó a Nueva Zelanda con más de 90 kilos, y hoy, 10 meses después, está debajo de los 70. En otras palabras, somos una tormenta de facha. Dicen que nos parecemos a Ben Affleck y George Clooney.

Necesitamos un descanso urgente. Hoy Saku lo tuvo obligado, y yo voy a tenerlo el lunes, ¡al fin!
De todas formas el trabajo del sábado me subió un poquito las esperanzas. Hasta ahora había hecho como máximo 4 bins en todo el día, es decir desde las 7:30 am hasta las 4 pm. El sábado hice 4 pero hasta la 1 pm, y en las primeras 2 horas hice dos bins, uno por hora, pero el cansancio me ganó después y aflojé el ritmo. Por suerte conseguí motivarme, que era lo que me faltaba hacer. Mi problema es siempre que mi cabeza vuela, pierdo concentración y hago todo lento. Conseguí motivarme repitiéndome cada vez que mi cabeza amagaba con irse, una frase que ahora que lo pienso suena algo peronista: “Mano sí, cabeza no”.

NOTA: Antes que alguno salte, no soy radical. De hecho no soy de ningún partido político por la misma razón que no soy de ninguna religión. Tengo mis propias creencias y no necesito elegir y encasillarme en una creencia predeterminada creada por otra persona, ya que creo que todos tienen tanto aspectos en los que estoy de acuerdo como otros en los que no. Tengo pensamiento libre. Es un mero chiste sin ánimos de ofender a nadie.

De todas formas ni esa frase logró evitar que mi cabeza vuele, pero ya para ese momento me había acostumbrado al ritmo de las manos asique pude seguir haciendo todo rápido.

Asi nos convertimos en los manzaneros. Todo el día agarrando manzanas. Armando sería feliz acá.

Pasaron 3  cosas importantes en estas últimas dos semanas.


Cosas importantes de estas últimas dos semanas


En primer lugar, Kozué se fue. Hoy mismo está tomando un vuelo hacia Fiji. Se fue de Motueka el sábado pasado, pasó por Wellington y Auckland. Admito que no es lo mismo sin ella ahora, falta algo. Rápidamente cubrimos su lugar en la pieza. Hong (el hongkongués) se mudó el lunes con nosotros. Pero repito, no es lo mismo. Se la extraña ya.

Despedida en The Sprig & Fern

En segundo lugar, cambié mi pasaje de vuelta, de otra forma, en este preciso momento me encontraría volando sobre el Océano Pacífico camino a Buenos Aires, lo cual es obvio que no estoy haciendo. El 9 de marzo era la fecha original de regreso, puesta al voleo, fecha estimada ya que no tenía ni idea que esperarme de este viaje, ni mucho menos cuando iba a querer volver. Pero estando acá admito que no hay forma de que quiera volver aún a la Argentina. Pero el pasaje tenía que cambiarlo (o perderlo), y elegí como fecha de regreso el 19 de julio. Los tickets aéreos tienen un plazo máximo para usar la vuelta de 12 meses. Mis 12 meses se vencerían el 9 de agosto, pero no es la fecha en que quiero volver definitivamente a Argentina. Quiero extender la visa por otros 3 meses y quedarme hasta Noviembre en Nueva Zelanda. Si me quedo acá y no vuelvo a Argentina en Julio, perdiendo la vuelta, tengo que comprarme un pasaje para volver cuando sea que quiera volver, y el costo del mismo sería casi igual al comprar un ida y vuelta Argentina – Nueva Zelanda – Argentina. Las políticas de las empresas aéreas determinan que esto sea así, que el precio de un pasaje de sólo ida, sea casi igual a un ida y vuelta. Entonces por una mínima diferencia monetaria quiero volver unas semanas a Argentina a saludar a todos, ver a todos, dejar las cosas que ya no necesito y volverme para acá. Principalmente porque no sé cuando voy a volver después.

En Noviembre no voy a dejar Nueva Zelanda para volver a Buenos Aires, sino que vamos a viajar por Asia.

La visa del gordo se termina (aún extendida) el 5 de agosto, con lo cual para cuando yo vuelva a NZ, él ya no va a estar. Pero va a andar por Asia, donde yo después seguramente lo alcance en algún momento, y seguiríamos viaje juntos seguramente. Una vez más, no tengo idea cuando terminaríamos de viajar por Asia, pero van a ser meses seguramente. Asique recién volvería a Argentina en algún momento del 2013. Siempre y cuando no agarremos otra visa y nos vayamos directo, lo cual dejaría obsoleto el plan de volver a Argentina en julio con la excusa de que el ticket de vuelta voy a tener que comprarlo de todas formas, ya que no estaría usando esa vuelta.

Pero no se asusten que igual voy a volver a Argentina, no porque de igual, sino porque quiero hacerlo. Va a costar una fortuna, pero quiero volver, extraño muchas cosas y personas (y perro).

Me fui por las ramas. Lo importante de todo esto es que voy a pasar unas 2 semanas y media en Buenos Aires entre fines de Julio y principios de Agosto.

La tercera cosa importante que sucedió (apuesto que ya se habían olvidado que había una tercera cosa importante) viene a continuación


Domingo 11 de marzo de 2012, 7:33 pm – Hall de entrada a la casa, Wellington


Si, es correcto, me encuentro de nuevo en Wellington, ¿por qué? Porque por alguna fortuita casualidad de la vida quedé elegido para ser extra en la película de “El Hobbit” (la historia previa al Señor de los Anillos) que se está filmando ahora mismo acá en Nueva Zelanda, ya que el director, Peter Jackson, es kiwi. Y esa es la tercera cosa importante que pasó. Asique señoras y señores, voy a aparecer en El Hobbit, junto a actores como Sir Ian McKellen (el actor que hace de Gandalf pedazo de bestias). Pero no fue pura fortuita casualidad (aunque si bien este fue el factor más infuenciante para que consiga ese papel), ya que hubo un poquito de empuje propio.

Yo me había enterado que estaban buscando extras para filmar en Wellington, y que había que aplicar antes del 29 de febrero, via mail o algo similar. El dia 9 de febrero, con el sólo propósito de contarle a mi mamá, me fijé nuevamente y ví que habían cambiado todo. Pedían aplicaciones para ser extra enviadas por correo, con fotos y todo, y con fecha límite del 6 de febrero. Largué una gran y sonora puteada que ocasionó que las gaviotas cercanas huyeran volando (me encontraba en el parque situado al costado de la biblioteca pública) y decidí que iba a mandarla igual, total no tenía nada que perder. Imprimí el formulario, se lo mostré por la web cam a mi mamá con quien charlaba por skype, volví a casa, y le pedí a Saku que me saque dos fotos, según pedían, previo recorte de pelo y barba. 


Corrí al correo y lo mandé. Sin la más mínima esperanza, olvidé por completo el asunto, hasta que la semana pasada recibí un mail de la directora de extras pidiéndome la confirmación de que aún estaba disponible y en Wellington (era un requerimiento estar viviendo en Wellington, claramente mentí y puse que aún estaba en Wellington). Confirmé, y esta misma semana me enviaron otro mail. Avisándome que el lunes 12 de marzo tengo que presentarme a las 13:40 en los estudios cinematográficos en Miramar (barrio de Wellington) para hacer la prueba de vestuario, y que los días de filmación están programados para el 21, 22 y 23 de marzo.

Las fotos que mandé

Juro que aún no puedo creerlo. Muchas veces pensé en anotarme para ser extra en publicidades y cosas así en Argentina, siempre tuve esa cosita pendiente de querer ser actor. Vengo acá y no sólo consigo ser extra, sino que en una película, y encima una de la talla de “El Hobbit”.

Yo leí ese libro a los 12 años, antes de conocer la existencia del Señor de los Anillos. Hasta recuerdo que antes de leerlo mi mamá me contó que a “El Hobbit” le seguía una saga de libros llamada “El Señor de los Anillos”, y pensé: “Que nombre pedorro para un libro” y me imaginé un viejo con anillos en todos los dedos. ¿Qué puede de tener interesante un viejo con anillos en todos los dedos? Y bueno, leí el libro, me encantó y después leí todo el “Señor de los Anillos”. Poco después anunciaron que iban a hacer una película sobre los libros. Y lo demás lo conocen.

No saben la cantidad de cosas que se me cruzan por la cabeza. Situaciones, personas, todo. Y ruego no cruzarme a Liv Tyler en el estudio porque creo que meo encima ahí mismo, ¡y a la mierda el vestuario!

¿Increíble no? Desde que me enteré que estaban filmando la peli acá en el país tuve las ganas de intentar ser extra, y por lo menos ir a ver como filmaban, sabiendo que era prácticamente imposible entrar como extra. No puedo explicar la ansiedad que tengo en este momento.

Trace me contó que un día se lo cruzó a Ian McKellen en un supermercado en Wellington, y le dijo: “Feliz navidad”, y el tipo le contestó “Gracias, feliz navidad para vos también”. Y yo morí de envidia. Lo llego a ver en el estudio, voy corriendo le meto un abrazo y me escapo corriendo. No me importa nada. El tipo es un capo. Y lo mismo si lo veo a Peter Jackson, voy y aunque sea le digo: “hola” y que me diga “hola” y ya está, me considero feliz.

Y si lo veo a Gollum voy a tratar de afanarle el anillo y venderlo por internet, claramente.
“Un argentino se robó el anillo con el que filmaban la secuela del Señor de los Anillos, lo vendió por internet y se hizo millonario”. Facundo sentado en una reposera en su yate en el Caribe fumando un puro y pidiéndole a su sirvienta que lo abanique más fuerte. “¿Querés llegar a Estados Unidos? ¡Abanicá más fuerte entonces!”

Humor negro.

Bueno, se hizo lo suficientemente largo como para tener que ir cerrando la actualización de hoy. Una vez más tengo que postergar el road-trip de Cromwell a Nelson, pasa que lleva su tiempo, tenemos que sentarnos con Saku y las fotos que sacamos para ir reconstruyendo como fue el viaje. Y ya también tengo algo pensado que escribir que originalmente iba a ponerlo acá, pero no sólo aún no lo escribí, sino que tampoco hay lugar para ponerlo. Eso que tengo pensado escribir es un poco un resumen de lo vivido hasta hoy, no las anécdotas, sino la percepción de lo que fue este viaje hasta el día de hoy, y creo así, justificar porque decidí ir de visita en julio y extender mi visa, y también porque Saku directamente no va a volver aún a Argentina.

Y una cosita más, antes que mi mamá me asesine, contar como terminó el último día laboral en Central Cherries, en Cromwell. Se acuerdan que al cierre del día yo tenía 75 baldes, muy por encima de los “top 3” (Hong, Kozué y Pei Lin), y faltaba ver cuantos baldes había hecho CS.
Algo que no conté es que al principio de la temporada, Jack contó que una vez uno había hecho 85 buckets en un día, el cual fue el récord hasta el momento en 8 años de actividad. 85 buckets era una animalada, y yo había quedado tan sólo a 10 de esos 85 y en tan sólo 8 horas, un día normal, hay otros días en que se trabajaban hasta 1 o dos horas más, como nos pasó una vez a nosotros. Se darán cuenta que en serio me maté para ganar ese día.

También se acordarán que todos los días ponían en una pizarra los dos mejores “sorters” del día.
Así al final del día fuimos todos a ver como había quedado la lista final, ya que todos se dieron cuenta que estaba entre CS y yo, ya que había una gran diferencia entre las pilas de buckets detrás nuestro. Jack se acercó a la pizarra, sonriendo porque sabía que estábamos todos pendientes esperando el resultado, y él sabía ya el resultado de antemano.




Agarró el fibrón y escribió:




1 – CS (76)
2 – Facundo (75)

Perdí por un balde. Un mísero balde. La frustración que tuve.

Todavía no encontré esa motivación en las manzanas. Voy a un ritmo bajo todo el día. Ya en algún momento me motivaré para empezar a trabajar con ganas como terminé haciendo con las cherries.
Ahora sí, sin nada más pendiente (aparte del road-trip cuya situación ya expliqué) me despido. De todas formas no voy a publicar esto antes del lunes, ya que no voy a contar lo de “El Hobbit” antes de que me confirmen en la cara que efectivamente voy a estar en la película. Asique esta actualización va a ser hecha desde el mismísimo Wellington que supo albergarme por 4 de mis 7 meses en Nueva Zelanda.

¡Ah sí! ¡Felices 7 meses para mí! Hoy 9 de marzo se cumplen exactamente 7 meses desde que llegué a Nueva Zelanda. El tiempo pasa volando. La frase es un cliché, lo sé, pero es imposible negar su veracidad. Siento que fue ayer que estaba en Ezeiza despidiéndome, subiéndome al avión, y soñando con lo que iba a ver y vivir cuando me bajara en el aeropuerto de Auckland. Y hoy 7 meses después, veo que jamás soñé nada similar a lo que terminó siendo, es, y será. Pero eso justamente voy a contarlo bien en la próxima actualización. No se la pierdan.

Me despido por última vez en esta actualización (la tercera es la vencida). Ah, no sé si se dieron cuenta pero desde la actualización pasada, cada actualización tiene un título. La de ésta es “Todo tiene una explicación”. 

Saludos desde el 37 B Poole St, Motueka, Nelson, New Zealand.