sábado, 17 de noviembre de 2012

Edición Aniversario, Parte I



Motueka Bakery

Introducción:

Finalmente puedo actualizar el blog después de varios meses de espera. Muchos problemas técnicos con la compu, y otros de ganas e inspiración, pero al fin acá está. No es como lo había escrito originalmente, ya que hubo fragmentos que se perdieron por alguna razón (cortesía de Linux Mint y su editor de textos). Reescribí las partes faltantes, dejando otras de lado. No quedó como me gustaría, ya que considero que la versión anterior estaba mejor. De todas formas aquí está. La segunda parte la voy a subir en la próxima semana, ya que si bien no tuvo ninguna pérdida, tengo que acomodarla a la nueva primera parte. Gracias por su paciencia y los dejo con la 29na actualización del blog, Edición Aniversario – Parte 1.



Edición Aniversario

PARTE I


Apto para mayores de 16 años y menores de 35. Se recomienda la presencia de un padre o un hijo según corresponda.

Contiene referencias sexuales y de adultos muy felizmente irresponsables.
Tampoco apto para mi madre y personas con algún tipo de sentimiento romántico hacia mí.

Este blog se basa en hechos reales sucedidos entre el mes de Mayo y el mes de Noviembre del 2012, en Nelson / Tasman, Nueva Zelanda.

The Kiwi Life Entertainment® presenta

Del co-director y protagonista de “Cacaconda”®

Llega...

“¿Quién carajo me mandó a venir a pasar el invierno a este lugar frío y húmedo?”

Empiezan las secuencias de fotos que aparecen y desaparecen esfumándose hacia un fondo completamente negro...
Voz en off: “El otoño parecía avisar que el invierno iba a ser frío y oscuro. Pero nadie se imaginó que iba a ser así...”
Voz mía: “Che, se está poniendo fría la cosa eh...”
(imagen mía hablando seguida de la imagen del auto completamente cubierto de hielo)
Sigue la secuencia de fotos, mostrando fotos relacionadas a lo que se va escuchando.
Voz en off: “Grandes despedidas, amores, desamores, nuevas amistades, nuevos negocios, estafas, viajes, sexo, dinero, mudanzas, compañía, soledad, nuevos autos, viejos autos, playas, snowboard, música. Cambios.”

Próximamente en cines

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Como ya muchos saben, y me han recordado, pasaron más de 5 meses desde la última actualización, asique decidí responder a los varios pedidos amistosos (y otros no tanto) de actualizar el blog. Por supuesto, no pocas cosas pasaron en el camino durante estos meses, y este tiempo pudo haber sido muchas cosas, pero aburrido no es justamente una de ellas.

Extrañé horrores, sufrí una pérdida enorme de una de las personas más importantes de mi vida, tuve muchas decepciones, me rompieron el corazón, me estafaron, todos los amigos y gente que fui queriendo siguieron su camino, perdí todas las fotos, videos, escritos y recuerdos desde que llegué a NZ, necesité de gente que estaba a 10.000km de distancia, trabajé por 8 hs diarias con los pies y las manos mojadas en pleno invierno con temperaturas bajo cero, etc. No fueron los mejores tiempos desde que llegué a decir verdad.

Pero antes de entrar en estos últimos 5 meses, quiero hacer una pequeña revisión de los primeros 12. Porque si no se acordaban, el 9 de Agosto del 2012 se cumplía un año desde que llegué a NZ, y por ende, también un año de este blog. Les puse un título para recordarles, asique no tienen ninguna excusa para no decirme feliz aniversario, manga de desconsiderados.

Mientras ustedes se preparan un café, yo me pongo 4x4=12 de deadmau5 y voy ultimando detalles al blog.


Primer Aniversario


El Lunes 8 de Agosto del 2011 a las 2 am me encontraba embarcando en Ezeiza, dejando atrás Argentina para no volver (aún). Y el 9 de Agosto del 2011 a las 7:00 am ponía mi primer pie en Nueva Zelanda, a 10.000 km de distancia, y en un continente completamente distinto, con una ansiedad y felicidad solamente comparable con el sentimiento de encontrarme sólo en un sueño. No, no viajé durante 29 horas, tengan en cuenta la diferencia horaria. Técnicamente mi 8 de Agosto del 2011 duró menos de 10 horas, el día más corto de mi vida.

En primer lugar nunca me imaginé que después de un año iba a seguir acá, especialmente cuando el plan era venir por 7 meses nomás. En segundo lugar jamás pensé que iba a vivir las cosas que viví, ni cambiar todo lo que cambié.

En 12 meses descubrí que soy capaz de escribir, y que hay gente que disfruta leyendo lo que escribo. Descubrí que ser feliz no es tan difícil, y que depende sólo de uno. Descubrí que puedo valerme por mí mismo sin ayuda de nadie.
Aprendí a controlar el desapego en todas sus formas. Desde estar alejado de las personas que fueron y son parte de mi vida entera, perder seres queridos, hasta aceptar las constantes despedidas de todas las personas que se cruzan en mi camino.
Aprendí a abrir mi cabeza a nuevas cosas. Para mencionar tan sólo una de ellas, nueva música por ejemplo. Mucha electrónica que antes jamás hubiera escuchado, y ahora me encanta.

Siempre hablo de todo lo que cambié desde que me subí a ese avión y todo lo que aprendí, pero nunca de las cosas que siguen siendo exactamente iguales que siempre.
Mi capacidad de perder absolutamente todo lo que pasa por mis manos no cambió en lo más mínimo. Desde perder casi semanalmente la billetera y/o el pasaporte, al celular, a las llaves del auto (en un promedio de 2 veces por semana), además de gorros de lana, etc. En general tengo algo...emm..fuera de su lugar habitual, en rotación. Es decir, hoy no encuentro el pasaporte, pasado mañana lo encuentro, al día siguiente no encuentro la billetera. La billetera, el pasaporte, las llaves de la casa y las llaves del auto son parte de la rotación constante. De hecho ahora no encuentro las llaves de mi casa.
Por suerte estoy preparado para ello. En la billetera tengo el carnet de conducir que funciona como prueba de identidad, tengo el otro auto para cuando no aparecen las llaves del auto que uso siempre, siempre dejo la ventana abierta para poder treparme y abrir la puerta de la casa por adentro, y por si pierdo la billetera, tengo el carnet de conducir internacional en el auto, y con el pasaporte puedo sacar plata del banco. Está todo fríamente calculado.
Excepto hoy, que aún no encuentro las llaves de la casa. Llegué a casa deseando tomar una coca fría, y no había coca. Fui a buscar la billetera a la mochila y no estaba, “seguro está en la pieza” pensé. Fui a la pieza, y la puerta estaba cerrada...obvio. Miro la ventana..la ventana estaba cerrada. Ups.

La verdad que esto del aniversario no alcanza para una actualización entera ya que casi todas estas reflexiones las puse en una de las actualizaciones anteriores...asique pasemos a lo que a todos ustedes les importa, las pelotudeces que hago en tierras lejanas.


Las pelotudeces que hago en tierras lejanas


Si no me equivoco, la última actualización terminó justo cuando cambiamos de trabajo. Sería razonable entonces retomar desde allí. Como todos saben, el gordo y yo estuvimos recolectando manzanas desde fines de febrero hasta principios de mayo. Después de ello, no teníamos planes.

Tan sólo una semana antes de que se termine el trabajo, hubo una fiesta de cierre de temporada para todos los pickers (recolectores). Ahí mismo conocimos a mucha gente nueva, entre ellas un venezolano, Héctor, quién más adelante va a empezar a ser recurrente en el blog, pero por ahora lo dejamos de lado. Hoddy’s, la empresa, tiene una casa dentro de la misma propiedad donde está la packhouse (fábrica empaquetadora), varias plantaciones y la casa de los dueños. Allí se hizo la fiesta un sábado por la tarde, a donde llegamos con el gordo justo después de un partido de fútbol. En esa misma fiesta, el gerente general, Andrew, quien es el marido de la hija del viejo Hoddy, nos ofreció contactarnos con el gerente de otra empresa ubicada en las cercanías, de la cual Hoddy’s es cliente, especialmente porque ahí estaba por comenzar la temporada y necesitaban gente.  
Fiesta de Hoddy's. Héctor (Ven), Jackie (Ing), Cas (NZ), Corinne (Sui), Yo (Arg)




Y así fue como tras tan sólo 5 días de descanso, el 17 de mayo empezamos a trabajar en Waimea Nurseries (“uaimía nérseris”). Una nursery es una empresa que planta y vende árboles y otras plantas. Ésta en particular, es la nursery más grande del hemisferio sur. ¡Nada mal eh!. Es proveedora de orchards (especie de granjas), como Hoddy’s, viveros, y super e hipermercados, como Mitre 10 o The Warehouse.
El gordo fue a parar al despacho, efectuando tareas que ni él mismo me supo explicar. Yo por mi parte, fui a parar al lifting team (“lifting tim”), el equipo que se encarga de sacar los árboles de la tierra, y llevarlos de vuelta a la nursery, donde se preparan para la venta.

Sé que suena tranquilo, pero créanme, no hay nada de tranquilo en tener que ir corriendo a la par del tractor mientras con una especie de pala va cavando bajo los árboles y uno tiene que arrancarlos del bloque de tierra y golpearlos con toda fuerza contra el mismo tractor para liberarlos. Eso mientras el tractor sigue avanzando y los árboles te siguen llegando. Y muchos de esos arbolitos ya estaban crecidos. En ese equipo estaba también Héctor, el venezolano, quién también trabaja para Waimea después de que termina la temporada de manzanas. Allí también conocí a Lucy, de quien voy a hablar más adelante.
Nuevo trabajo, seguimos jugando al fútbol, la casa de Motueka llena de amigos, no nos podíamos quejar. Pero duró poco.

A las dos semanas yo me desgarré el isquiotibial izquierdo en una práctica (músculo trasero de la pierna), justo cuando estaba en mi mejor momento, hasta en el último partido había entrado como enganche titular. Podrán imaginarse que no se me hacía tan fácil caminar, mucho menos correr a la par del tractor.
Así fue como me trasladaron al grading shed (“greiding shed”). Este shed no es más que un galpón pequeño ubicado en la misma nursery, que básicamente clasifica ramas y árboles según su grosor y rectitud para su posterior plantación o venta. ¿Suena aburrido? Es tan aburrido como suena señores. Estás 8 horas al día parado en un mismo lugar agarrando ramas de una pila, y poniéndolas en otra. Eso no es todo, también hay que sumarle que para la supervivencia de estas ramas o árboles es necesario que estén constantemente mojados, eso implica que tus manos y pies están constantemente mojados durante las 8 horas, y créanme que durante el invierno, eso no es nada agradable. Es imposible sacarse el frío del cuerpo, sobre todo cuando afuera las temperaturas a veces no pasan los 0°, y adentro, es aún peor.
Grading shed
Pero eso no es todo. Para sumarle algo más a todo esto, trabajo con todas mujeres, ergo, se escucha una radio pop todo el día, similar a Radio Disney. Manos y pies congelados, trabajo aburrido, y Justin Bieber en la radio. Mientras que el gordo en el galpón de al lado esta con la radio de rock escuchando a Pink Floyd. Consideré suicidarme con las ramas, pero la idea no prosperó. De tanto joder con la radio, tuvimos una charla de equipo en donde uno de los temas a tocar fue que nos dejáramos de romper las pelotas con la radio (en tono poco amistoso), y a cambio durante medio día íbamos a escuchar la radio de rock, y al que no le guste, que traiga su iPod. Todo dedicado a mí sin el mejor dejo de duda. No fue mala idea la del iPod, así me convertí en el único que bailaba (no sutilmente) durante medio día al ritmo de mi música con los auriculares puestos.

Les voy a presentar a mis compañeras: Amber, Lou, Ivana, Maddy, Jordi, James (brevemente), y especialmente Selena y Lucy.

Amber es una pendeja kiwi de 18 años, rubia, ojos claros, voz super chillona y molesta. Lou es una maorí de unos 60, con un super acento maorí. A Ivana la conocí en Hoddy’s juntaba manzanas como nosotros, junto con su novio Toni, quién también está en Waimea, ambos checos. Maddy es una piba maorí de 22 años. Jordi una irlandesa de unos 30 y pico. James un pibe kiwi de 23. Yo un argentino de 25, barbudo, con gorrito de lana, voz de locutor y sonrisa de galán de telenovela de las 2 de la tarde.

Selena y Lucy son jefa y segunda al mando respectivamente, y precisan especial atención.

Primera impresión al conocerlas:

Lucy: Kiwi de 22 años. La conocí el primer día de trabajo en el campo. Una mina muy linda. Ese mismo día le pregunte a Héctor quien era.

Selena: Kiwi de casi 30. Tiene un fuerte aire a Julianne Moore. Con unos kilitos más.


Segunda impresión:

Lucy: Cuando le hablé y me contestó con voz de locutor de Radio Aspen. Casi me caigo de culo.

Selena: Cuando el gordo me dijo que más que tener un aire a Julianne Moore, se la había comido. La imagen de su culo a veces aún me persigue en mis pesadillas. Veo como lentamente se acerca para sentarse en mi cara. Aaaaahh!

De izq a der: Ivanna, JP, Richard, Amber, Jordi, Lou, James Toni. Preparando una orden para The Warehouse.

Para esta época el clima empezó a cambiar. Pasamos de trabajar en bóxer de corazones y zapatillas por el excesivo calor (en realidad yo sólo hacía eso), a levantarse a la mañana y encontrarse con la camioneta cubierta de hielo. Manejar al trabajo y ver los campos a los costados de la ruta completamente blancos. Y sorprenderse al ver que ni con doble par de medias térmicas alcanza para mantener la sensibilidad en los pies.  A su vez me convertí en el chofer del tractor del galpón. A la mañana a veces iba rompiendo los charcos de hielo a medida que avanzaba. Este invierno fue récord, ningún local supo decirme cuando fue la última vez que llovió tanto. Llovió sin parar durante dos meses. Hubo como mucho 2 o 3 días sin lluvia en el medio.
En la esquina de Waimea Nurseries.

Hubo otro cambio, probablemente el cambio más grande del viaje. Al gordo se le vencía la visa, y era ya hora de empezar a ver qué deparaba en su futuro. De no tener planes, pasó a tener un pasaje en mano a Tokyo, para visitar a su tío y conocer la tierra de donde su familia viene. Por si no se habían percatado en las fotos, tiene ascendencia japonesa.

Las últimas semanas antes de que se fuera fueron difíciles. Fue una experiencia muy fuerte la que vivimos juntos, y al estar tan lejos de todos los seres queridos uno se aferra más a las amistades que encuentra acá. Más aún de una persona como el gordo, de la que aprendí tantas cosas, y con quién pasé los mejores momentos del viaje.

Así un sábado nos levantamos temprano, armó su mochila, nos comimos un último pie (“pái” tipo empanada) en Motueka Bakery y nos fuimos al aeropuerto. Fue una muy rara sensación volver del aeropuerto de Nelson sabiendo que no iba a volver a verlo en un largo tiempo.
El gordo y Tomas.


Llegamos a vivir 14 personas en esa casa. Con buenos amigos como Frank y Jana, Tomas y Alena, el gordo, Cameron y Pam. Y de pronto me encontré sólo con Jo y los nenes.

Rápidamente igual traje a vivir a la casa a Rodrigo, un pibe uruguayo que conocimos jugando al fútbol. También empecé a tener otra compañía inesperada, una mamá kiwi de 29 años.


Etapa post-Sakugawa


(Jueves 13 de Septiembre – Casa, H)

Una noche de fiesta en casa conocí a una vecina nuestra, amiga de Jo. Empecé a verme seguido con ella. Algo que empezó como pura diversión, se fue convirtiendo en algo serio a medida que nos fuimos conociendo más, viendo que encajábamos bárbaro y nos llevábamos muy muy bien. Y muy rápidamente nos encontramos los dos hasta las manos. Pero la mina recién salía de una relación larga y excesivamente enfermiza de 5 años, y consigo trajo varios mambos importantes.

Si bien originalmente contaba la historia entera, decidí hacerla corta e ir a lo imprescindible. Los momentos increíbles a veces se apartaban para dar lugar a momentos muy feos para mí. Así no tuve más opción que terminar la relación después de un par de meses. Ya las cosas en Motueka no estaban como solían ser. Perdí mi lugar en el equipo, me sentí infravalorado, ya no me sentía cómodo en la casa, y el hecho de tener a 100 mts de distancia una mina de la cual no podía mantenerme alejado fue la última razón que necesitaba para mudarme de Motueka después de 6 meses.


Hope


“Hope” es esperanza, “Hope” es un embole supremo.
Hope es un poblado rural (nótese el uso de la palabra “poblado”), pegado a Richmond, una pequeña ciudad a 20  km al sur de Nelson. La calle principal de Hope cuenta con un bar, un fish and chips (la versión kiwi de los locales de comida rápida, venden pescado rebozado con fritas), una estación de servicio y una gomería. Eso es todo.

¿Por qué me vine a semejante lugar?

Motueka estaba a 35 km de mi trabajo, en Appleby. Hope queda a 11. Desde que el gordo se fue los costos de nafta se duplicaron, así me compré un autito barato de motor chico para ahorrar plata en nafta, y para futura reventa, lo cual igual no fue suficiente, Motueka estaba muy lejos. Me mudé justamente a la casa que quedaba en la propiedad de Hoddy’s. Acá también viven Toni e Ivana.
En casa, esa es la ventana de mi habitación.

A pesar de estar a 40 km de Motueka seguí viendo a la kiwi, brevemente. Hasta que una vez más decidí cortar, sólo para enterarme una semana después en pleno calentamiento previo a un partido, que sólo unos días después estuvo con un amigo, compañero de mi equipo de fútbol. Y créanme que eso dolió más de lo que se imaginan. Decidí no dejarme venir abajo y le puse todas las ganas a vender el autito para hacer unos pesos. Le puse tantas ganas que sumado a que mi cabeza estaba muy lejos de mi cuerpo, me descuidé y no tomé las precauciones necesarias, comiéndome una estafa por $600 dólares. Toni e Ivana se fueron, asique me encontré solo en una casa en la mitad de la nada, sin fútbol por irme del equipo, sin amigos por estar todos en Motueka, con el corazón roto y víctima de una estafa. También entraron a mi casa y me robaron algunas cosas, entre ellas todas las mallas que tenía; varias camisetas como la de Wellington Phoenix, Auckland Rugby, San Antonio Spurs de Ginóbili (que mis viejos me mandaron para mi último cumpleaños), Pumas (que mi vieja me regaló justo antes de venirme) y algunas cosas más menos importantes.

Pero por suerte aprendí hace tiempo a ver las cosas de otra forma, asique no voy a dejar que nada de esto me tire abajo. La plata va y viene, amigos se van, amigos nuevos llegarán, amores nuevos vendrán también. Sabía cuando vine acá que venía solo, y solo tenía que pelearla. Asique solo seguiré peleándola.

De todas formas, creo que en este momento exacto es la primera vez en que quiero volver a casa, a Buenos Aires.


Visa de trabajo

(Miércoles 17 de octubre de 2012 – Casa, Hope)


En exactamente 20 días (el 9 de noviembre) se me vence la visa en NZ. Ya mandé la solicitud a Inmigración hace tres semanas para una visa de trabajo, para quedarme, con apoyo de la empresa para la que estoy trabajando. Es simple, es un sí, o un no. Tengo 50% de chances de obtenerla. De esa respuesta depende el resto de mi viaje (y vida quizás). es decir, si me quedo en NZ por más tiempo, o si no, y tengo que empezar a armar las valijas y despedirme.

La respuesta me llegó hoy por correo, al fin, y ahora mismo la tengo en la mano. Fue rechazada.


“Edición Aniversario, Parte II” será publicada próximamente.

PD: “Cacaconda” no es un invento. Pueden buscarlo en Youtube.